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El viaje de Alexandra Fehrman a través del sonido de las películas | El camino del ingeniero

El camino del ingeniero

Los profesionales del sonido rara vez se ponen de acuerdo en algo, excepto en lo siguiente: Acceder a este sector es difícil, misterioso, extraño, humillante, maravilloso, agotador, emocionante y, a menudo, todo a la vez. En esta serie, seguimos a profesionales reconocidos y los caminos que han seguido para desarrollar una carrera de éxito.

Artesanía invisible, impacto innegable:
El viaje de Alexandra Fehrman a través del sonido de las películas

 
Cuando Alexandra Fehrman entró por primera vez a un estudio de grabación cuando tenía 15 años de edad, lo que le llamó la atención no fueron los cables ni las consolas. Fue algo mucho menos técnico, mucho más humano. “Honestamente, fue la sensación de hacer algo con personas que tiene un impacto emocional”, recuerda. “Participas en traducir una experiencia en vivo en algo que otras personas pueden sentir posteriormente. Y mi trabajo como ingeniera es mantener y mejorar esa energía”.
 
Llegó allí para tomar clases de guitarra, pero terminó ayudando a recablear el panel de conexiones del estudio. Lo que comenzó como un encuentro casual con soldadores y cadenas de señales se convirtió en una vocación.
 

El paso de las aulas de prácticas a las herramientas profesionales

 
El primer mentor de Fehrman era analógico hasta el tuétano. Se le ponían los pelos de punta solo con pensar en grabaciones digitales. “Cuando le dije que quería ir a la escuela para estudiar Pro Tools, pensó que era irrespetuosa”, explica. “Pero fui de todos modos”. Tenía 17 años, estaba motivada y era curiosa. El tipo de curiosidad que le llevó a pasar el tiempo en los estudios y a participar en sesiones inusuales para su edad. “A las bandas no les gustaba mucho ver a una niña dando vueltas por ahí, pero a mí no me importaba. Estaba aprendiendo y mi mentor, Don, confiaba en mí para que estuviera allí”.
 
Su camino le llevó a través de distintos estudios y a pasar noches enteras digitalizando películas. Pero el cambio radical no lo produjeron los equipos, sino una película de Guillermo del Toro. “Vi 'El laberinto del fauno' y me enamoré del paisaje sonoro. Antes, jamás había pensado en la postproducción en ese ámbito”, afirma. “¿Quién hace que esto tenga tanta riqueza sonora?”
 
La respuesta, al final, era ella.
 

Abriéndose camino mezclando de todo

 
Cuando empezó a trabajar en TODD AO, que en su momento fue la empresa de sonido de postproducción independiente más importante de Los Ángeles, Estados Unidos, empezó desde abajo, configurando salas, ayudando a los mezcladores, editando. “Mezclaba de todo. Películas indie, cortos, vídeos musicales. Mezclaba después del trabajo. Solo quería mejorar”.
 
En la actualidad, trabaja como mezcladora de regrabación y supervisora de sonido en Los Ángeles, Estados Unidos, y normalmente gestiona los diálogos, la música, la regrabación de diálogos y el "walla", mientras que otro mezclador se centra en los efectos, el Foley y los fondos. Normalmente trabaja en producciones como 'CODA: señales del corazón', 'Todo en todas partes al mismo tiempo' o 'The Boys México'. Pero su labor no consiste en la división de tareas, sino en la integridad del conjunto.
 
“Cuando todo funciona de manera coordinada, la música, el diálogo, la emoción, es como un rompecabezas que encaja”, explica. “Tú le das forma para que el público lo sienta, sin darse cuenta de lo que has hecho”.
 

¿Qué hace que una mezcla sea buena?

 
Su punto de vista en contundente y apasionado: “Conocer tus herramientas tan bien que no piensas en ellas. Piensas solo en la historia”. Eso significa dominar la capa técnica para llegar más lejos; garantizando que cada pista, cada línea, cada detalle sonoro sirva a la narrativa. “A veces, tengo que quitar toda la música. Pero quiero que ese momento se sienta natural, no abrupto. Quieres que la gente siga en la historia sin que noten el cambio de pista”.
 
Tanto si la escena requiere tensión como ternura, ella pone todo su empeño en que la emoción se perciba de forma transparente. “Cómo puedo hacer que se perciba un sentido de urgencia? ¿O algo realmente aterrador? ¿Y cómo puedo lograrlo sin que el público perciba la mecánica?"
 

Una mujer en una habitación rodeada de prejuicios e ideas preconcebidas

 
Fehrman nunca le dio importancia al hecho de ser una mujer que trabajaba con sonido, al menos no al principio. “Siempre pensé que era mi edad la que hacía dudar a la gente. Parecía muy joven, porque era joven. Pero con el paso del tiempo, me di cuenta de que no era solo eso”.
 
Como firmaba sus correos electrónicos como 'Alex', la gente no esperaba a una mujer cuando la conocían en persona. “Siempre se producía un momento de sorpresa. A veces dudaban de mí. Pero lo superaban”. Ese cambio, la primera vez que me ven, sigue sucediendo a veces, incluso ahora. “Hay tres tipos de personas: quienes simplemente se ponen manos a la obra, quienes necesitan que los convenzan un poco y quienes nunca lo aceptarán. Yo trabajo en esto, y es lo mejor que puedo hacer: seguir cambiando la perspectiva de la gente con cada mezcla”.
 

Un consejo sin ilusión

 
Para quienes deseen trabajar en este campo, su consejo es sencillo:
“La pasión funciona. No dejes de trabajar con el sonido. Incluso cuando no te paguen, incluso cuando no haya trabajo. Mantén tus habilidades al día. Sigue escuchando cómo te hacen sentir los sonidos. Prepárate para cuando llegue el momento”.
 
¿Y si no llega de inmediato? “Sigue. Persevera. Las personas a las que te diriges están ocupadas. No es un rechazo; solo sigue buscando esa intersección perfecta entre el momento y la oportunidad. Insiste”.
 

El arte invisible, el problema visible

 
A pesar de todo el talento y la tecnología, Fehrman admite que la industria tiene sus retos. “Somos el último paso del proceso. Cuando llega nuestro momento, a menudo queda poco presupuesto. Los plazos se acortan. Las expectativas no”. Esa compresión le quita la magia a lo que debería ser un esfuerzo creativo ajustado con precisión. “Y como nuestro trabajo es invisible cuando es bueno, es fácil subestimarlo”.
 
Además, el streaming añade otro giro. “Mezclamos en salas grandes, pero la mayoría de la gente escucha a través de los altavoces de la televisión, unos auriculares o los altavoces de una laptop. Así que sí, mezclo para salas de cine, pero pienso hasta en el celular. Siempre”. Esto significa crear mezclas que se traduzcan entre formatos sin perder su esencia.
 

Un buen día

 
Un buen día es cuando una gran mezcla sobrevive a todo. “Sigue ahí, si escuchas. Puede que no sea lo que escuché en la sala de mezclas, pero si transmite el sentimiento, si lleva la historia, entonces hemos hecho nuestro trabajo”.
 
Y está orgullosa de ese trabajo. “Para cuando la película llega a mis manos, ya va cargada de amor, tensiones, mucho trabajo y una visión. Mi función es finalizarla, hacer que todo encaje a la perfección. Es una responsabilidad enorme”. Algo que ella sigue asumiendo, escena tras escena, fotograma tras fotograma, mezcla tras mezcla.
 

Información: 

 
Alexandra Fehrman es mezcladora de regrabación y supervisora de edición de sonido de películas y series en Los Ángeles, Estados Unidos. Entre sus trabajos recientes se incluyen 'Ficción estadounidense', 'Todo en todas partes al mismo tiempo', 'CODA: señales del corazón' y 'The Boys México'.

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