El latido de la humanidad: la misión de Adrian “Ady” Parzentny de capturar música global

Adrian “Ady” Parzentny no es el productor musical típico. Mientras que muchas personas de la industria persiguen la fama y la fortuna en los estudios de grabación más famosos, él se ha labrado una trayectoria única impulsada por la curiosidad, su amor por la música y un profundo compromiso con la comunidad.
En lugar de asentarse en un estudio de renombre en una capital de la música, él prefiere una vida de viajes e inmersión cultural. Esto le ha llevado desde la vibrante escena punk rock de su Polonia natal hasta aldeas remotas del desierto del Sáhara. Y en esa senda, ha grabado a numerosos artistas, desde músicos bereberes tradicionales hasta cantantes versionando los sonidos de su cultura con una perspectiva moderna, e incluso ha creado una escuela de producción musical en Marruecos.
En esta entrevista, Ady habla de su enfoque único hacia la producción musical, su pasión por la música mundial y su dedicación a la educación y al desarrollo comunitario.

¿Cómo describirías lo que haces?
Básicamente, soy un productor de discos móvil. Se trata de mantener un equilibrio entre proyectos sociales, viajes y grabación de grupos de música y proyectos comerciales.
Es un currículum diverso. ¿Por qué no asentarte en un estudio local y trabajar con artistas que ya conoces?
Curiosidad y amor por la música. La música siempre ha sido mi comunidad. La música nunca termina. Para mí, es un tema que no tiene fin y alimenta mi curiosidad infinita. Cada sesión es especial.
¿Cómo empezaste en la industria de la ingeniería de audio profesional?
Fue en 2017. Empecé a ver tutoriales en línea y compré los primeros micrófonos. Empecé a grabar gratis a grupos de metal locales. Luego conecté con mejores bandas y empecé a ganar dinero, pero era una sociedad muy cerrada. La gente no quería dejarme entrar.
Y pensé: “Voy a cumplir 30 años. Intentaré imaginarme mi propio camino. Me gusta el sol, viajar, la música global y grabar. Quizás vivir en una furgoneta sea la respuesta”.
En 2018 hicimos una prueba en un coche pequeño. Nos encaminamos a Marruecos y preguntamos a la gente si querían grabar. Regresé con 12 discos, los mezclé y los colgamos en Internet. Recibieron 450,000 visitas. Pensé: “Esto es lo que quiero hacer”. Fue increíble y emocionante. El concepto funcionó.
Has viajado por todo el mundo grabando todo tipo de estilos y culturas musicales. ¿Qué es lo que te fascina de la “música mundial”?
La música lleva consigo el ADN y la historia de cualquier cultura. He grabado composiciones con 120 años de antigüedad. Entre algunos de mis géneros favoritos se encuentran el blues del desierto del Sáhara. Me encanta la música griega y la música búlgara. Siempre me quedo maravillado cuando visito otro país. Es una locura.
La educación también desempeña un papel importante en tu trabajo. Incluso trabajas con Produce Like a Pro en YouTube.
Sí, llevo cuatro o cinco años trabajando con ellos. Creo tutoriales de producción musical en su canal para enseñar a la gente a mezclar, grabar masters y terminar sus pistas. Ha sido una gran experiencia. No profundizo en mis explicaciones para demostrar como es que: “Tengo todos estos conocimientos”. Ayudo a la gente a descubrir las cosas por sí misma. Sentía que se me daba bien hacerlo.
Me encanta enseñar. Me encanta que la gente empiece algo y haga cosas. El 70% de la producción es creatividad. Nadie escucha ni siente la música del mismo modo que tú, así que les voy guiando para que descubran las cosas por sí mismos y expliquen las cosas con sencillez.
Me encanta ver los resultados, como en nuestra escuela. Llevo el equipo, les enseño aspectos básicos y ellos averiguan el resto. Ellos deciden si les gusta y me explican por qué. Lo consiguen. La próxima vez, podrán hacerlo solos sin ayuda. Es una de las cosas más bonitas.
Hablando de su escuela de música, recientemente abriste una nueva en Marruecos. ¿Cómo surgió esa oportunidad?
Tuve la idea en febrero y me dije: “No lo pienses demasiado. Recauda fondos y a ver qué sucede”. Conseguí todos los fondos necesarios en 10 días. Participaron empresas que ni siquiera llegaron a pedir nada.
Tuve esta idea, pero no sabía lo que iba a pasar. Tenía un equipo en Marruecos, pero no hicieron nada. Llamé a mis amigos del desierto y les pregunté si tenían un lugar donde pudiéramos llevarlo a cabo. Conseguí una casa en tan solo un día. Volé hasta allí, alquilé un coche y me acompañaron un par de personas hasta allí.
Una vez la escuela estuvo abierta, me traje el equipo. Acudí al evento “Visa For Music” e invité a todas las bandas a nuestra escuela. Grabamos a los primeros grupos que llegaron. Hicimos fotos, jam sessions y grabamos a bandas y estrellas locales. Ellos lo compartieron en Instagram y el proyecto se disparó.
Talib, por ejemplo, llevaba cuatro años esperando para grabar su primer disco.
¿Por qué sigues eligiendo viajar y grabar en ubicaciones remotas en un mundo donde las sesiones virtuales son tan comunes?
Es emocionante. Siempre estoy en movimiento y me resulta fácil llevar mi estudio conmigo. Quiero aprovechar esta oportunidad para ver el mundo y hacer lo que amo. Tengo proyectos en todo el mundo y puedo conectar con ellos de forma remota, solucionar problemas de mezclas en tiempo real y seguir adelante. Llego a otro país y a otra cultura, y averiguo qué puedo hacer allí. Las mejores oportunidades se dan en estos viajes.
¿Qué equipos te son esenciales cuando viajas?
Varios modelos de auriculares Sennheiser forman parte integral de nuestro trabajo cuando viajamos. No solo confiamos en ellos para grabación, mezcla y masterización móvil, sino que además son increíblemente confiables en la carretera.
En cuanto a los plugins, tenemos SoundID y UJAM. Les permite hacer sus propias pistas. Además, siempre llevo conmigo mi Maschine [de Native Instruments] para crear ritmos.

Has trabajado con Habibi.Works para grabar música en campamentos de refugiados, así como en muchos otros lugares que rara vez reciben la visita de un occidental. ¿Qué te atrae a conectar con músicos en estos entornos?
Aprendo de ellos. Su positividad, alegría y amor por la música son inspiradores. En los campos de refugiados, queríamos devolverles un poco de normalidad a sus vidas con la música. Lo significa todo para mí.
El hilo musical que recorre todas las culturas
La historia de Ady es una prueba del poder de la música para trascender fronteras y unir a las personas. Esperamos que su dedicación a la educación, el desarrollo comunitario y la exploración de diversas tradiciones musicales sea una inspiración tanto para productores aspirantes como para amantes de la música. Nos recuerda que la música no es solo un producto, sino una poderosa herramienta para conectar, expresarse y ser feliz.
